Año: 1963, Fallos: 257:8 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina

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s ACUERDOS DE La CORTE SUPREMA Reformadora de 1860, en todas estas magistraturos acreditó su personalidad, Ecuánime en sus juicios, sus virtudes eran reconocidas y se aquilataron en el pretorio. Estaba en su hora meridiana: Había aleanzado los 54 años. Gozaba de prestigio y de respeto. Acaso no olvidaría el precepto bíblico: "No te tengas por juez sino te hallas con valor para hacer frente a la injusticia".

Tuvo la conciencia de su deber. Sus servicios fueron más recompensados por la estimación de sus conciudadanos que por los elogios públicos, Fué el primero que eruzó la marea inevitable. En sus exequias Mitre le despidió con palabras revestidas de devoción a su memoria, "Había sido elegido —dijo el orador— cuando a,rnas disipada la tormenta era necesario hacer prevalecer las fuerzas morales sobre las materiales. Era necesario eonsolidar,.. el poder judicial que impera sobre las pasiones, que corrige sus extravíos, que garantiza la paz de los pueblos, y que gobierna a todos en nombre de la razón, con la fuerza invencible de ln ley".

Es una deuda moral dar a cada enal los honores merecidos por su consagración a la República, Al dejar inaugurado el bronee de este varón ilustre cumplimos un deber irrenunciable, No es que prevenpe mucho a los muertos que la posteridad les rinda justicia, pero sí a los vivos aunque con retardo, perque estas recordaciones son un estímulo para imitar su obra y sus virtudes, Las del :

primer presidente de la Corte Suprema son un ejemplo; ellas no pueden ser olvidadas.

Salvador María del Carril tenía dimensiones de prócer. Gobernador de San Juan en su mocedad, autor de la Carta de Mayo, Ministro de Hacienda del primer presidente argentino, apasionado consejero de Lavalle en los trágicos días de diciembre de 1828; unitario fervoroso, emigrado en el Brasil lidió sin treguas contra la tiranía. Regresó con la aurora de Caseros. Se convirtió al | federalismo. Diputado por San Juan al Congreso Constituyente, Vicepresidente de la Contederación, Senador Nacional. Fué hombre de Paraná y confidente de Urquiza. Sus títulos eran inenestionables, Contaba 64 años de edad enando fué nombrado Juez del Alto Tribunal, Sentencioso_ en el hablar, enfático en la neción. Su agnosticismo se había quebrado y volvió a la fe de sus mayores. Su influencia —ha dicho Sarmiento— era fascinadora. Dogmático, conocedor de los tratadistas nortenmeriennos, no suardaba reservas mentales. Voluntad de hierro; no admitía ni exeusaba flaquezas. La experiencia de una tormentosa vida le dió serenidad. Cuán cierto es que la vejez elimina del hombre de talento las cualidades inútiles a la sabidurín.

El Justicia Mayor de la República —había sucedido a de Las Carreras— presidía con autoridad, mientras las sediciones y los alzamientos de los enudillos perturbaban la paz de la Nación. Ya pesaban mueho sus años y acaso recordaría en su atardecer tantas rebeliones, tantos peligros, tantas erisis para lograr el imperio de las instituciones republicanas, Y cuando su resistencia físien comenzó a declinar se retiró, easi octogenario, de las funciones de máximo pretor, que fueron su último remanso. Al fin podía descansar.

José Barros Pazos era natural de Córdoba. En Buenos Aires se graduó en jurisprudencia, Sus ideas liberales revelaron temprano su aversión a la tiranía.

Sufrió prisiones. Logró emigrar a La Colonia con el Gral. Paz. Partió de la Nueva Troya para Chile. Los idiomas que estudiara con devoción —inglés, fran cés y latín— le sirvieron para ganarse el sustento. Rinde exámenes de abogado y ejeree con éxito la profesión. El desterrado conquista valimiento social, pero y vive angustiado por las desventuras de su patria.

E Por fin la noticia de la fuga del dietador le determina a dejar la hospitalaria tierra chilena. Llega al Plata en junio de 1852. Comienza su vida pública que E sólo terminaría con su muerte. Jefe del Departamento de escuelas, Rector de la z

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